«Que mi recuerdo no envenene tus futuras alegrías, pero no permitas que tus alegrías destruyan mi recuerdo» George Sand
Recientemente he perdido a un ser muy querido, mi padre. Uno de nuestros pilares en mi familia. Sereno, calmado, siempre disponible, amoroso y sensible. No reconciliado con su final y resignado al devenir de una enfermedad sin piedad. Y con todos sus defectos, claro, como todo ser humano.
Un momento de duelo y pérdida, de muchas emociones que acompañan a la tristeza. Aunque el proceso personal e íntimo que he de pasar, lo dejo para mí, sí me gustaría hablaros de qué implica en nosotros perder a un ser querido. Para eso, he rescatado un articulo de C. de Miguel y A. López.
Sabemos que la palabra «duelo» proviene del término latino dolus, que significa dolor. Porque experimentamos dolor emocional, y también físico. Un cúmulo de reacciones normales frente a la pérdida, que abarcan todos nuestros ámbitos:
- A nivel físico experimentamos vacío en el estómago y boca seca, palpitaciones, opresión en la garganta o tórax, dolor de cabeza, falta de energía
- En el plano emocional, nos puede invadir la impotencia, el anhelo, apatía, angustia, insensibilidad, culpa, rabia, extrañeza, miedo a la soledad
- En cuanto a los pensamientos, lo cognitivo, tenemos más dificultad de atención y concentración, incredulidad, preocupación, obsesiones
- Nuestro comportamiento se ve afectado, con llantos, atesorar objetos, llamar y/o hablar del difunto o con él
- Sentimos resentimiento hacia una realidad social donde todo continúa alegremente, o ante familiares que tenían mala relación con la persona fallecida. aislamiento social, sentido de no pertenencia social, búsqueda de relaciones con otros que también han experimentado una pérdida
- Y perdemos esa sensación de inmortalidad, ponemos foco en la búsqueda del sentido de la vida, o tenemos experiencia de sinsentido
Mucha teoría. Pero es cierto, no podemos escapar del duelo. es adaptativo para nosotros. ¿Qué significa? que nos sirve, que lo necesitamos para adaptarnos a esta nueva realidad sin esa persona. Y suele incluir varias fases:
- Aceptar la realidad de la pérdida
- Trabajar las emociones y el dolor
- Adaptarse a un medio en el que el esa persona está ausente
- Recolocar emocionalmente al fallecido y continuar viviendo,
¿QUÉ PUEDO HACER PARA ANTICIPARME Y PRENDER A ADAPTARME A LA PÉRDIDA? AQUÍ TENÉIS DIEZ COSAS PRÁCTICAS
- Tomarse en serio las pequeñas pérdidas (un amigo que se traslada, dejar atrás una casa…), así nos damos a nosotros mismos la oportunidad para «ensayar» nuestra adaptación a las pérdidas importantes de nuestras vidas
- Tomarse tiempo para sentir, encontrando algunos momentos de tranquilidad para estar solos y «enfrascarnos» en nuestras reflexiones privadas, nos ayuda a sentir alivio
- Encontrar formas sanas de descargar el estrés (a través de actividad, ejercicio, entrenamiento en relajación…)
- Dar sentido a la pérdida: en lugar de evitar pensamientos dolorosos, permitirnos vivir la tristeza, elaborando una historia coherente de nuestra experiencia, consiguiendo así una mayor perspectiva
- Confiar en alguien: un familiar, un amigo, un profesional, con quien podamos expresar nuestros sentimientos
- Dejar a un lado la necesidad de controlar a los demás: respetar la forma en que otras personas afectadas por la misma pérdida, llevan el proceso
- Ritualizar la pérdida de un modo que tenga sentido para nosotros
- No resistir al cambio: las pérdidas de personas y roles que ocupan un papel central en nuestras vidas nos transforman para siempre. lo mejor es abrazar estos cambios, buscando las oportunidades que presentan para el crecimiento, y esforzándonos por crecer con la experiencia de la pérdida, al mismo tiempo que reconocemos los aspectos en los que nos ha empobrecido.
- Cosechar el fruto de la pérdida: la pérdida hace que revisemos nuestras prioridades vitales y podemos buscar oportunidades para aplicar lo que nos enseña a proyectos y relaciones futuras. dejar que nuestras reflexiones constructivas encuentren una forma de expresión en acciones adecuadas, quizá ayudando a otras personas que lo necesiten,
- Centrarse en las propias convicciones sobre la existencia humana.
Recuerda que el proceso del duelo es único para cada persona. Permítete sentir lo que sientes, sin juzgarte. y date el tiempo que necesitas para sanar.