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Patricia Vera psicóloga. Psicóloga en Las Rozas y Madrid. Psicoterapia presencial y online

«Que mi recuerdo no envenene tus futuras alegrías, pero no permitas que tus alegrías destruyan mi recuerdo» George Sand

Recientemente he perdido a un ser muy querido, mi padre. Uno de nuestros pilares en mi familia. Sereno, calmado, siempre disponible, amoroso y sensible. No reconciliado con su final y resignado al devenir de una enfermedad sin piedad. Y con todos sus defectos, claro, como todo ser humano.

Un momento de duelo y pérdida, de muchas emociones que acompañan a la tristeza. Aunque el proceso personal e íntimo que he de pasar, lo dejo para mí, sí me gustaría hablaros de qué implica en nosotros perder a un ser querido. Para eso, he rescatado un articulo de C. de Miguel y A. López.

Sabemos que la palabra «duelo» proviene del término latino dolus, que significa dolor. Porque experimentamos dolor emocional, y también físico. Un cúmulo de reacciones normales frente a la pérdida, que abarcan todos nuestros ámbitos:

  • A nivel físico experimentamos vacío en el estómago y boca seca, palpitaciones, opresión en la garganta o tórax, dolor de cabeza, falta de energía
  • En el plano emocional, nos puede invadir la impotencia, el anhelo, apatía, angustia, insensibilidad, culpa, rabia, extrañeza, miedo a la soledad
  • En cuanto a los pensamientos, lo cognitivo, tenemos más dificultad de atención y concentración, incredulidad, preocupación, obsesiones
  • Nuestro comportamiento se ve afectado, con llantos, atesorar objetos, llamar y/o hablar del difunto o con él
  • Sentimos resentimiento hacia una realidad social donde todo continúa alegremente, o ante familiares que tenían mala relación con la persona fallecida. aislamiento social, sentido de no pertenencia social, búsqueda de relaciones con otros que también han experimentado una pérdida
  • Y perdemos esa sensación de inmortalidad, ponemos foco en la búsqueda del sentido de la vida, o tenemos experiencia de sinsentido

Mucha teoría. Pero es cierto, no podemos escapar del duelo. es adaptativo para nosotros. ¿Qué significa? que nos sirve, que lo necesitamos para adaptarnos a esta nueva realidad sin esa persona. Y suele incluir varias fases:

  1. Aceptar la realidad de la pérdida
  2. Trabajar las emociones y el dolor
  3. Adaptarse a un medio en el que el esa persona está ausente
  4. Recolocar emocionalmente al fallecido y continuar viviendo,

¿QUÉ PUEDO HACER PARA ANTICIPARME Y PRENDER A ADAPTARME A LA PÉRDIDA? AQUÍ TENÉIS DIEZ COSAS PRÁCTICAS

  1. Tomarse en serio las pequeñas pérdidas (un amigo que se traslada, dejar atrás una casa…), así nos damos a nosotros mismos la oportunidad para «ensayar» nuestra adaptación a las pérdidas importantes de nuestras vidas
  2. Tomarse tiempo para sentir, encontrando algunos momentos de tranquilidad para estar solos y «enfrascarnos» en nuestras reflexiones privadas, nos ayuda a sentir alivio
  3. Encontrar formas sanas de descargar el estrés (a través de actividad, ejercicio, entrenamiento en relajación…)
  4. Dar sentido a la pérdida: en lugar de evitar pensamientos dolorosos, permitirnos vivir la tristeza, elaborando una historia coherente de nuestra experiencia, consiguiendo así una mayor perspectiva
  5. Confiar en alguien: un familiar, un amigo, un profesional, con quien podamos expresar nuestros sentimientos
  6. Dejar a un lado la necesidad de controlar a los demás: respetar la forma en que otras personas afectadas por la misma pérdida, llevan el proceso
  7. Ritualizar la pérdida de un modo que tenga sentido para nosotros
  8. No resistir al cambio: las pérdidas de personas y roles que ocupan un papel central en nuestras vidas nos transforman para siempre. lo mejor es abrazar estos cambios, buscando las oportunidades que presentan para el crecimiento, y esforzándonos por crecer con la experiencia de la pérdida, al mismo tiempo que reconocemos los aspectos en los que nos ha empobrecido.
  9. Cosechar el fruto de la pérdida: la pérdida hace que revisemos nuestras prioridades vitales y podemos buscar oportunidades para aplicar lo que nos enseña a proyectos y relaciones futuras. dejar que nuestras reflexiones constructivas encuentren una forma de expresión en acciones adecuadas, quizá ayudando a otras personas que lo necesiten,
  10. Centrarse en las propias convicciones sobre la existencia humana.

Recuerda que el proceso del duelo es único para cada persona. Permítete sentir lo que sientes, sin juzgarte. y date el tiempo que necesitas para sanar.

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